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29-03-2008

Gregorio J. Pérez Almeida

 

El cadalso de la corrupción

 

(Carta al Presidente Chávez)

 

Señor Presidente, con todo respeto, déjeme ver cómo digo lo que le quiero decir sin que se sienta ofendido, ni me perciba como un bandido. Le voy a hablar de la corrupción administrativa, un "hecho"que gira alrededor del núcleo del sistema capitalista que es la
acumulación de capital en manos particulares mediante la explotacióndel trabajo y la destrucción de la naturaleza y cuya expresión más palmaria es el confort que compra el dinero.


La corrupción es el aceite que lubrica el funcionamiento del sistema.Y desde la óptica de los poderosos es el mal menor del capitalismo.Tan poco daño le hace al sistema, que no puede alguien comprender el poderío actual de los Estados Unidos (ni el que tuvo Inglaterra) sin
la corrupción. Y nadie puede comprender la realidad de los países periféricos sin tomar en cuenta la corrupción que lubricó y aún lubrica la relación centro-periferia. ¿Es que la extracción del oro y la plata del "nuevo mundo" y su traslado a España se hizo bajo
estricto cumplimiento de las leyes de la Corona?, ¿O es que la entrega leonina de nuestro petróleo, por más de 50 años, a empresas trasnacionales no es pura y simple corrupción que enriqueció y consolidó en el poder a unos poderosos y empobreció a este país periférico? Podemos llamar "traidores a la patria" a quienes enVenezuela administraban el recurso, pero en esencia es un acto de corrupción. En menos palabras: sin corrupción no hay capitalismo y mucho menos eso que llaman "desarrollo" o "crecimiento" económico, que no es otra cosa que repartir grandes riquezas entre unos pocos que tienen el poder institucional y mediático para convencer a la mayoría de que su estilo de vida es la meta a alcanzar. De manera que querer acabar con la corrupción dentro del sistema capitalista es vivir el argumento de Aquiles y la tortuga, del presocrático Zenón de Elea, elcual reza así: "Aquiles jamás puede adelantar a una tortuga, porque,cuando llega al punto de donde ésta partió, ya se ha movido ésta hacia otro punto; cuando Aquiles llega a ese segundo punto, la tortuga ya se
movió a otro; y así ad infinitum".


Pero dejemos la reflexión histórica y filosófica para tocar el tema que nos preocupa: la corrupción administrativa en el Gobierno Bolivariano. Es decir: su gobierno.Son tres los temas que desde el comienzo de los años 80 ocupan el discurso de los países centrales del sistema capitalista: la ética, la corrupción y los derechos humanos. Sobre los derechos humanos no hablaremos ahora, pero podemos establecer similitudes con lo que diremos de la ética y su contracara la corrupción. Estos temas sustituyeron el discurso de la lucha de clases, de la explotación del trabajo, de la alienación capitalista, etc. y convirtieron a los"revolucionarios", otrora activistas de la revolución anticapitalista, en cruzados de la ética y la anticorrupción. El revolucionario dejó de luchar contra los explotadores para perseguir corruptos. Ya no se trata de hacer la revolución, sino de acabar con la corrupción.

 

Desde la década de los 80, con el ascenso del neo-conservadurismo al poder en Inglaterra y EUA, el discurso oficial y oficioso de los gobiernos y su oposición, y que ha sido amplificado hasta el cansancio por las universidades, las escuelas y los partidos políticos tomados por el neoliberalismo, es el de la lucha contra la corrupción y por el rescate de los valores éticos. Es tal la variedad de medios y niveles del discurso y la continuidad en el tiempo de la cháchara, que mucha gente que se consideraba de izquierda y anticapitalista, en vista de que el derrumbe del "socialismo real" ha sido asociado también al"cáncer de la corrupción", ha sustituido su convicción clasista por una "vocación de honestidad" y piensan que de nada vale luchar por el socialismo sin acabar con la corrupción.Y la mayoría, que nunca fue de izquierda, está convencida de que terminando con la corrupción el sistema funcionará mejor y se acabarán las injusticias sociales.


Ejemplos dicen tener: en los países centrales, llamados desarrollados, donde los políticos y los ejecutivos de empresas públicas o privadas roban… ¡pero hacen!. Y cuando se exceden egoístamente en la corrupción, la ley los castiga sin contemplaciones. Moraleja: duro con
los corruptos, es lo único que nos queda.


La cuestión es, Presidente, que ya el discurso neoliberal por la ética y contra la corrupción es hegemónico entre los venezolanos y el sentimiento anticorrupción copa las expectativas y aspiraciones de la mayoría de nosotros.

 

De hecho lo elegimos a usted porque el 4/F/92, irrumpió como el adalid contra la corrupción puntofijista y, por eso, desde entonces las viejas fuerzas políticas que lo adversan han hecho
todo lo posible para demostrar que usted es igual a ellos. Que no hay diferencia en cuanto a la corrupción. Y le sugiero que analice con atención la "realidad mediática" venezolana de los tres últimos años, luego de los triunfos sobre el golpe, el sabotaje petrolero y el referendo del 2004 que lo proyectaron como políticamente imbatible: Después de la seguridad ciudadana –que está asociada a la corrupción de las policías y los tribunales- la corrupción administrativa en el gobierno es el punto de encuentro entre Tirios y Troyanos. Y hasta ahora usted ha estado fuera del círculo perverso. Usted es el único presidente venezolano cuya semblanza personal que gravita en el imaginario colectivo, después de nueve años en el gobierno, no está
manchada por el aceite de la corrupción. Pero…


Últimamente el Diputado Tascón ha levantado su voz para acusar de posible corrupción al hermano de Diosdado Cabello y usted, en las primeras de cambio, ha salido junto a otros voceros del gobierno a atacar al diputado, a pedir su cabeza. ¡NO, NO!, compañero Presidente, tenga mucho cuidado con su actitud, porque corre un grave peligro. Me explico: el 2 de diciembre pasado, perdimos el referendo de la reforma constitucional (por un margen estrecho pero lo perdimos) y usted asumió la responsabilidad de la derrota, porque fue usted el que dijo "Quien vota SÍ, vota por mí. Quien vota NO, vota contra mí", así que si llamamos las cosas por su nombre, debemos asumir que mucha gente votó contra usted y otros muchos ni siquiera salieron a votar…por usted.

 

Esto quiere decir que su representación en el imaginario colectivo del pueblo que lo apoya ya tiene un hueco, una ventana, por donde está metiéndose la táctica ideológica del enemigo –nada más y nada menos que el que se llevó a la URSS en los cachos: el imperialismo yanqui- y el "tema" de la corrupción le está sirviendo de marco a esa ventana. ¿Recuerda usted la estrategia del "golpe suave"?


Bueno, esta táctica le sirve para "suavizar" el camino, porque le ayuda a debilitar su imagen.
Un ejemplo: la denuncia de Tascón. ¿Qué hacer con la denuncia contra el Sr. Cabello y cualquiera otra que surja contra algún otro funcionario de su "alta" estima? ¡Déjelo que se defienda solo! Más bien, impulse la actuación de la ley. Que se investigue hasta el fondo
y que asuman las consecuencias tanto el denunciante como el denunciado. ¿Sabe por qué se lo recomiendo? Porque si este pueblo que fue a Miraflores a rescatarlo el 13 de abril del 2002, "conecta" su imagen con la de la corrupción, irá de nuevo a Miraflores… pero a sacarlo. Esto es lo que está ahora en los planes del Imperio.Y cuando digo "conecta su imagen con la de la corrupción", me refiero a la representación ideal que se forma en el imaginario colectivo mediante un proceso individual e inconciente de asociación de datos falsos y verdaderos difundidos por los medios de comunicación, propagados en las instituciones (familia, trabajo, etc.) y popularizados a través de los rumores en los lugares de encuentros sociales (bares, clubes, centros comerciales, etc.), que sirven de base a las valoraciones que hace el individuo de los personajes públicos relacionados con sus esperanzas, aspiraciones y expectativas y se proyectan no sólo en un juicio positivo o negativo acerca de cada uno de los personajes, sino que también influyen en sus afinidades políticas y su preferencia electoral.

 

Hasta ahora, su valoración ha sido positiva, pero todos los esfuerzos del mundo están dirigidos a invertirla. ¡No les de oportunidad! ¡No se monte

 

 

 

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